Consejos para una vida sostenible y ecológica

Hoy queremos dedicar este artículo a Clisol Turismo Agrícola, empresa dedicada al cultivo en invernadero en la zona de Almería, zona conocida como los plásticos y, particularmente, a Lola Gómez Ferrón, una mujer capaz de adaptarse a la transformación y la evolución viendo que es el futuro de las empresas.

Así es a vista de pájaro la zona de Almería cubierta por plásticos para el cultivo de huerto: tomates y pimientos principalmente.

Hemos tenido la oportunidad de realizar una de sus visitas a sus cultivos y, desde entonces, hemos cambiado nuestra visión sobre los denominados «plásticos» a verlos como una transformación, no solo de la apariencia de la zona, sino de la cultura y trabajo de las personas.

Cómo se transforma una zona agrícola:

Con los plásticos han transformado una zona desértica en invierno, dependiente de los días de sol, del viento y de la temperatura, a una zona en la que todo está absolutamente controlado.

El cultivo en los llamados “plásticos” requiere de mucha más tecnología de la que nos pensamos, o de la que a simple vista parece que tienen. Tecnología aplicada en varios sentidos:

• • El tipo de plástico: con una durabilidad de 3 años, es de un material específico.
  • La ventilación del invernadero: en algunos casos controlada 100% por un ordenador que abre y cierra ventiladeros de forma automática dependiendo de la velocidad y origen del viento, de la temperatura del invernadero. Estando sólo 30 minutos dentro de ellos, la apertura o cierre se puede poner en marcha varias veces sin que ninguna persona intervenga.

Las familias antes tenían que vivir con lo que eran capaces de producir en una determinada temporada del año. Ahora cultivan prácticamente todo el año, excepto el mes que aprovechan para eliminar las plantas y comenzar a cultivar de nuevo.

Por una parte, el cultivo en plástico requiere de una mayor inversión inicial evidentemente, pero se ha ampliado el trabajo, se ha profesionalizado el sector y han aparecido nuevos puestos de trabajo, como personas especializadas en blanquear o lavar los plásticos.

El 80% del cultivo lo exportan. Y cultivan muchos más productos que el famoso Tomate Raf de Almería, pimientos que son una delicia comerlos en crudo, varios tipos de tomates, plantas de tomate que pueden alcanzar hasta los 6 metros de largo, nunca habíamos visto nada igual.

Entrar en un invernadero en el que tienes tomates hasta en el techo impresiona.

El cultivo en invernaderos tiene además otras ventajas: el dióxido de carbono que sale de los abonos en invernadero no se difumina en el aire, lo que es bueno para el planeta. Los plásticos que hay que cambiar cada 3 años también se transforman, convirtiéndose en contenedores y mobiliario urbano.

Fijaros qué poco espacio ocupan las raíces de las plantas, cultivas en fibra de coco:

y qué plantas se obtienen optimizando el riego y sin productos químicos:

La transformación de las personas

Así que dejemos de ver el enorme espacio destinado a cultivo en invernadero como “plásticos” y veamos a personas que han transformado su vida especializándose y evolucionando en una nueva forma de cultivo que hace sólo 50 años no existía.

Han tenido que aprender a crear una biodiversidad dentro de los plásticos. Al cultivar en espacios cerrados, desaparece la naturaleza y aumentan las plagas, así que compran los animales necesarios para eliminar las plagas de una manera natural, sin productos químicos: mariquitas, chinches, arañas, abejas son los insectos carnívoros que sustituyen a los insecticidas químicos. Tienen que analizar cada 10 días el equilibrio entre todos estos animales para que ninguno tenga más peso del que necesitan.

Aprenden a respetar y cuidar los animales. Compran bolsas de arañas que cuelgan de los árboles para que ellas encuentren su espacio. Se dieron cuenta que cuando pasaban por una calle del invernadero llena de telarañas, las arrasaban con su propio cuerpo y las arañas que se encontraban en ese momento en las telarañas morían, o desaparecían. Ahora avisan a las arañas “cuidado que vamos a pasar”, tan sólo tienen que mover las ramas de toda la fila de plantas para que las arañas se retiren y así cuando pasan pueden romper las telarañas, pero las arañas ya se han puesto a resguardo.

Ejemplos como éste tienen muchos. Os recomendamos que reservéis la visita y escuchéis a Lola, una delicia cómo explica, cómo hace entender la transformación que ha vivido con un esfuerzo humano bestial y cómo esta transformación, además de cultivar y vender más, ha favorecido el crecimiento cultural de sus habitantes, tan sólo el simple ejemplo de su hijo que ahora ha podido estudiar una carrera universitaria, algo que ella misma no pudo hacer en su momento.

Como dice Lola, después del paisaje urbano, el paisaje de los plásticos es el más impactante del mundo.

Podéis encontrar el contacto y redes sociales de Crisol en: www.crisol.com